El acodo es una práctica habitual en la propagación de algunas especies vegetales. Las matas y plantas rastreras (zarzas, groselleros) se multiplican fácilmente por acodo. En primavera, un brote joven cuidadosamente doblado, enterrado y fijado, a medio palmo de profundidad, enrraizará en tierra. En el membrillo y la higuera, a menudo, suceden acodos naturales en sus ramas más bajas, por efecto de la vegetación circundante. Ahogados en los mismos zarzales y setos espinosos, y en lucha continua por sobrevivir y perpetuarse, inclinan sus ramas para enterrarlas y emitir raíces.
El bosque semillero de Vivero de Víveres, emite continuamente nuevos ejemplares para su posterior plantación e injerto. Una de las estrategias particulares es permitir que la vegetación natural se auto-regenere.
Una parte formará las nuevas generaciones de plantas madre, y otra pasará a formar nuevos bosques de recursos y vergeles.
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Acodo natural en higuera |
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Acodo natural en membrillo | | |
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